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Encuentros con la angustia*

o

Lic. Leonardo Paradela

…. ¿A qué distancia poner la angustia para hablarles de ella, sin meterla enseguida en el armario, sin dejarla tampoco en un estado vago?

J. Lacan, 14 de noviembre de 1962

Edvard Munch, “El grito”.

¿Qué decir  acerca de la angustia? ¿Cómo abordar este afecto que nos deja sin palabras?

En la actualidad se multiplican las consultas de pacientes acerca de encuentros con la angustia, situaciones penosas, angustiosas, siniestras, desesperantes.

Comenzaré analizando este fenómeno desde la etimología de la palabra angustia:

Según el diccionario de La Real Academia Española (2017) la palabra angustia deriva del latín: angostura, dificultad. Esta dificultad estaría en el orden de lo psíquico, impidiendo la acción, produciendo una detención del movimiento. La angostura sería esa estrechez que produce la angustia, que deja cada vez más inhibiciones, menos libertad al sujeto. Una suerte de cuello de botella por el que al pasar, el individuo es apretado, asfixiado, sintiéndose impotente y abrumado por la situación.

Los significados que nos aporta el diccionario son los siguientes:

1-Aflicción, congoja, ansiedad.

2-Temor opresivo sin causa precisa.

3-Aprieto, situación apurada.

4-Sofoco, sensación de opresión en la región torácica o abdominal.

5-Dolor o sufrimiento.

6-Náuseas.

7-Estrechez del lugar o del tiempo.

Revisando estos significados,  se podría identificar un denominador común en las consultas por angustia. Este factor es el dolor o sufrimiento. Este dolor o sufrimiento se vivencia en la esfera psíquica del sujeto y trae aparejado las más de las veces un dolor físico, una molestia, un displacer.

El encuentro con la angustia se da en situaciones de las más variadas, y tiene que ver con determinantes psíquicos de cada sujeto en particular y por las vicisitudes de la experiencia cotidiana.

Retomaré algunos de los significados mencionados:

-Aflicción, congoja, ansiedad. Esto se produce en la esfera psíquica y determina el encuentro con la angustia en todos los casos. Es el padecimiento psíquico que puede encontrar correlato en lo orgánico. El momento angustioso determina un quiebre, una detención del discurso. Lacan (2010) en su seminario dedicado a la angustia, refiere que cuando trabajamos con la angustia evocamos el trabajo del funámbulo, ante ella estamos sin red. La angustia detiene el habla, nos deja sin red de significantes.

-Temor opresivo sin causa precisa. Este significado coincide con lo que en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM IV (2002) establece acerca de la crisis de angustia. Para este trastorno se asocian síntomas físicos que se inician bruscamente, entre ellos menciona: sudoración, palpitaciones, sensación de atragantarse, inestabilidad, mareos o desmayos, etc.

Freud (1979) refiere en Inhibición Síntoma y Angustia que “No puede escapársenos por mucho tiempo un nexo entre la inhibición y la angustia. Muchas inhibiciones son, evidentemente, una renuncia a cierta función porque a raíz de su ejercicio se desarrollaría angustia” (p. 84).

Voy a ilustrar con un caso clínico este nexo que establece Freud entre la inhibición y la angustia:

Un paciente de unos 25 años de edad, llamémosle Sebastián, viene a consulta indicando una restricción a alejarse más de 20 cuadras de su domicilio. Sebastián vive en Palermo en un departamento junto a sus padres. Esta imposibilidad de alejarse de su casa constituye una inhibición, que lo condiciona en su vida diaria. Cuando por distintos motivos se aleja más de la cuenta aparece la angustia y el temor a descomponerse.

A lo largo de varias sesiones Sebastián se encuentra con la angustia en acto, es ante el recuerdo de su abuela. Ella falleció hace unos años, cuando él era adolescente. En cierto momento había caído enferma, situación que la llevaría a la muerte. Al paciente le sobrevino el recuerdo penoso de qué él no la había visitado ese último tiempo, sabiendo de la gravedad del estado de salud de su abuela, siendo que él vivía “a 20 cuadras de su casa”.

A partir de este caso se puede establecer el nexo entre la angustia y la inhibición.

Otro texto en el cual Freud trabaja el tema de la angustia es Lo ominoso (1997), allí establece que:

…todo efecto de una moción de sentimientos, de cualquier clase que sea, se transmuda en angustia por obra de la represión, entre los casos de lo que provoca angustia existirá por fuerza un grupo en que pueda demostrarse que eso angustioso es algo reprimido que retorna (p. 240).

Aquí Freud establece que el mecanismo de la represión es necesario para un desarrollo posterior de la angustia. Lo que se reprime es la representación asociada a aquello que traería displacer para el yo y el monto de afecto ligado a esta representación se transforma en angustia, uno de los destinos posibles entre otros.

En Inhibición, síntoma y angustia, Freud se retracta de esta explicación del origen de la angustia y establece que la angustia crea la represión. Dice al respecto que “la actitud angustiada del yo es siempre lo primario, y es la impulsión para la represión” (p. 104).

En el caso presentado la representación de la abuela fallecida disparó un monto de angustia en el yo, que provocó la represión de dicha representación penosa.

El paciente sufrió una inhibición que le imposibilitaba alejarse más de 20 cuadras de su domicilio. La representación “20 cuadras” se asocia con la distancia que lo separaba de la casa de su abuela muerta. Toda vez que el paciente infligía esta distancia sobrevenía la angustia. Cuando mediante el análisis el paciente pudo recordar aquello que estaba reprimido, se angustió y a partir de ese hecho puedo comenzar a elaborar el duelo por su abuela muerta, asumió su responsabilidad en el hecho de no haberla visitado y así se levantó su inhibición y con ello la angustia que daba lugar a este impedimento.

En el texto Lo ominoso, en alemán Unheimliche Freud estudia la etimología de la palabra. Refiere que Unheimliche tiene por base heimlich, que significa familiar. Siguiendo con este análisis Freud establece que lo ominoso no es algo nuevo, sino algo antiguo y familiar en la vida anímica, solo separado de la conciencia por el proceso de la represión.

Lo ominoso para Freud es algo que destinado a permanecer en lo oculto, ha salido a la luz.

Toda vez que el sentimiento de lo ominoso sobreviene, se produce angustia.

Se podría establecer en lo ominoso otra variante de la angustia, distinta a la señalada anteriormente ligada a la inhibición. En este caso la angustia sobreviene a instancias de lo ominoso, leemos en Freud, de aquello siniestro que de alguna manera se asocia a lo familiar.

Volveré a ilustrar con otro ejemplo del material clínico este tema de lo ominoso:

Una paciente de 32 años de edad llega a consulta por una situación angustiante. Dice que la enfermedad mental del hermano le afecta mucho y que trata de evitar todo contacto con él.

El hermano sufre de paranoia, actualmente está estabilizado y se encuentra en tratamiento psiquiátrico ambulatorio. La paciente relata un hecho en el que su hermano fue a su casa en un estado de delirio paranoide, sintiéndose perseguido. La paciente dice que siempre se las arregló para contenerlo, y señala un hecho que vivió con mucha angustia y a partir del cual, para ella, su hermano ya no fue el mismo. Dice que se sentó en el inodoro y la miró de una manera que no puede explicar (se angustia), para ella en ese momento dejó de ser su hermano, era un total desconocido. Vemos aquí la presencia de algo aterrador, ominoso, que desprende angustia y se conecta con lo familiar.

Freud toma ejemplos de las creaciones literarias para demostrar este efecto angustiante que nos produce lo ominoso.  Ejemplos de cuentos donde aparece la figura del doble, muñecos que cobran vida, etc., puede traer un efecto ominoso que desprenda angustia.

En este escrito sobre la angustia desarrollé algunas modalidades en las que se presenta la angustia. Sin dudas mediante el trabajo psicoanalítico se puede llegar a esa instancia en la que sobrevino un conflicto psíquico, cuyo nexo con alguna representación que esté asociada a este conflicto produce angustia.

 A instancias del trabajo psicoanalítico se puede llegar al núcleo del conflicto para hacer conciente lo inconsciente, resignificando de esta manera la vivencia angustiante, lo que allanará el camino para levantar las inhibiciones.

 

Bibliografía

-American Psychiatric Association (APA). (2002). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-IV-TR. Barcelona: Masson.

-Diccionario de la Real Academia Española (2018). Recuperado de: http://dle.rae.es

-Freud, S. (1979). Inhibición, síntoma y angustia. Buenos Aires: Amorrortu.

-Freud, S. (1997). Lo ominoso. Buenos Aires: Amorrortu.

-Lacan, J. (2010). Seminario 10: La Angustia. Buenos Aires: Paidós.

* Artículo publicado en "Testimonios, Revista de psicoanálisis". Recuperado de: 

https://testimoniosrevista.blogspot.com.ar/2018/01/encuentros-con-la-angustia-lic.html

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